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Los relojes automáticos siempre han estado vinculados a las marcas de relojería de más alto nivel, como Rolex, Tag Heuer o Audemars Piguet, entre muchas otras. No obstante, existen muchas otras firmas de carácter más económico que presentan, año tras año, piezas que se desprenden de la necesidad de una pila para funcionar.
Los relojes automáticos basan su funcionamiento en un mecanismo que, mediante el movimiento natural del cuerpo humano, permite generar su propia energía para mantener el reloj en funcionamiento durante una gran cantidad de horas. Incluso por la noche, cuando el reloj suele descansar. Por su naturaleza, este tipo de accesorios requieren una serie de cuidados especiales para mantener con vida su complejo mecanismo.
Relojes automáticos y funcionamiento
Al contrario de lo que ocurre con los relojes de pila más modernos, que permiten conservarlos durante años sin necesidad de realizar ningún cuidado especial, no ocurre lo mismo con los relojes automáticos. Para este tipo de piezas es recomendable que no se queden parados durante demasiado tiempo, debido a que el mecanismo interno con el que funcionan no está diseñado para quedarse estancado.
En el caso de disponer de diferentes relojes automáticos, existen cajas especialmente diseñadas para este tipo de productos que simulan el movimiento en su interior para que el mecanismo siempre esté en funcionamiento. A nivel de exactitud, y por contra de la creencia general, los relojes automáticos no son tan precisos como los de cuarzo, por lo que es habitual que se retrasen o se adelanten hasta 10 segundos al día. Superado este lapso de tiempo, es recomendable acudir a un concesionario oficial a realizar la revisión pertinente.
Un reloj automático de Rolex / Millenary Watches - PIXABAY
El polvo o la humedad, los grandes enemigos
En la mayoría de los relojes de alta gama, a nivel interno cuentan con varios mecanismos que garantizan que la caja del reloj quede completamente resguardada de las posibles amenazas por humedad o polvo que puedan dañarlo. Para ello, conviene asegurarse que las coronas siempre están debidamente cerradas.
Con el objetivo de evitar que se acumule suciedad en la superficie del mismo, basta con utilizar un pequeño paño suave y seco con el que eliminar las partículas que puedan quedar adheridas a la caja del reloj y que, con el tiempo, pueden afectar a su correcto funcionamiento. En los casos en los que se observe que las coronas no se cierran de manera correcta y que en el interior de la caja del reloj acumula cierta humedad, es recomendable acudir a un relojero que permita realizar la prueba de estanqueidad.
¿Qué ocurre a la hora de sumergirlo?
Existen muchos relojes automáticos que han sido concebidos especialmente para bucear con ellos, es el caso de los conocidos como Divers. Uno de los más conocidos es el Rolex Submariner, no obstante, existen otros muchos que permiten inmersiones de gran duración. En estos casos, las revisiones en concesionarios oficiales adquieren una mayor importancia debido a las características del entorno.
La única consideración que conviene tener en cuenta es que, antes de realizar el baño, independientemente de que sea en una playa o en una piscina, conviene asegurarse de que la corona está debidamente roscada. Además de evitar utilizar los botones del reloj, en el caso de cuente con cronógrafo, dentro del agua. De esta manera, se evita por completo cualquier posible filtración del agua.
Las revisiones, cada cuatro años
Debido al gran número de piezas que conforman su interior, es recomendable acudir a un concesionario oficial de la marca cada cuatro o cinco años, dependiendo del tipo de reloj. Según el estado del mismo, las revisiones tendrán una duración y una tarifa específicas. En algunos casos, bastará con limpiar las piezas y añadir algo de aceite en las zonas de más fricción.
Si el reloj tiene muchos años, es normal que de vez en cuando se tengan que sustituir las piezas que componen el mecanismo interno de cada uno de ellos, sobre todo cuando incluyen mecanismos de manufactura, como suele ocurrir en las grandes marcas suizas. Superar los cuatro o cinco años entre cada revisión es uno de los grandes errores que suelen cometerse con este tipo de artículos, debido al precio que suelen costar las mismas. No obstante, cuanto mayor tiempo transcurra entre revisiones, mayor será la tarifa a pagar en la mayoría de los casos.
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