Ambos hacen tic-tac, uno de ellos bastante a menudo y el otro algo menos. El tema va de relojes mecánicos y de cuarzo. Pero, ¿sabe en qué se diferencian estos dos tipos de relojes? En este artículo se lo explicamos.

El funcionamiento de un reloj mecánico

Ya se trate de un reloj mecánico o de cuarzo, ambos indican la hora. La principal diferencia se encuentra en su interior. Los relojes mecánicos son la opción más clásica, pues funcionan prácticamente del mismo modo que hace 100 años.

Todos los relojes necesitan, en primera instancia, un lugar donde acumular la energía. En el caso de los relojes mecánicos, este suele ser un muelle real, que se aloja en el barrilete. La longitud del muelle real determina la reserva de marcha del reloj mecánico, es decir, el tiempo que aguanta hasta que se queda sin energía y se para. En la mayoría de modelos, la reserva de marcha ronda las 40 horas, pero puede ascender a varios días o incluso semanas.

Puesto de forma muy simplificada, unos engranajes transfieren la energía almacenada a un mecanismo regulador. Este es el auténtico corazón del reloj y genera los impulsos que lo mantienen en movimiento. En los relojes mecánicos de pulsera, el mecanismo regulador suele estar compuesto por el volante, la rueda de escape y el áncora. La interacción de estos componentes es responsable del característico tictac del reloj. Cuanto mayor sea la frecuencia del volante, más rápido será el tictac. Asimismo, el segundero se desliza de una forma más fluida a medida que aumenta el número de alternancias. La frecuencia habitual es de 28.800 alternancias por hora (A/h), lo que equivale a 4 Hz.

El funcionamiento de un reloj de cuarzo

Los relojes de cuarzo se basan en un principio completamente diferente. La energía almacenada, por lo general, procede de una pila de botón. Si no es recargable, puede impulsar el reloj durante varios años, pero cuando se gasta hay que sustituirla por una nueva.

El impulso lo genera un cristal de cuarzo que vibra cuando se le aplica una corriente eléctrica. A esto se le denomina efecto piezoeléctrico inverso. La forma del cristal de cuarzo del reloj se suele asemejar a un diapasón. La mayoría de las veces, la frecuencia es de 32.768 Hz, es decir, muchísimo mayor que la de un reloj mecánico. Por eso los relojes de cuarzo son considerablemente más precisos.

Un circuito divide la frecuencia entre dos hasta que se alcanzan intervalos de un segundo. Este es el motivo por el que el segundero se mueve una vez por segundo. Si el reloj no es de agujas, en la mayoría de los casos una pantalla LCD se encarga de indicar la hora en formato digital.

Ventajas e inconvenientes de los relojes de cuarzo

Los relojes de cuarzo ofrecen numerosas ventajas: son baratos, precisos y bastante duraderos. Muchos modelos se pueden adquirir por solo unos 100 euros, apenas se desvían 30 segundos al mes y la pila tiene una vida útil de entre 1 y 2 años.

Sin embargo, cuando la pila se gasta, hay que tirarla y sustituirla por una nueva, lo que no solo es perjudicial para el medio ambiente, sino también para la hermeticidad del reloj. Y es que, tras abrir el fondo de la caja para cambiar la pila, ya no se garantiza la resistencia al agua indicada inicialmente. Por ello es conveniente comprobarla en este momento.

Los relojes de cuarzo con células solares se cargan utilizando la energía del sol, así que en tales modelos no hay que cambiar la pila regularmente. No obstante, la vida útil de estos acumuladores de energía también es limitada, y en algún momento es necesario cambiarlos.

Por otra parte, la mayoría de relojes de cuarzo no son buenas inversiones. Si además invierte poco dinero en su nuevo reloj de pulsera, la probabilidad de que su valor aumente con el tiempo es extremadamente baja. En cambio, a menudo puede adquirir relojes de cuarzo usados a muy buen precio, incluso si un par de años antes habían costado varios cientos de euros.

Ventajas e inconvenientes de los relojes mecánicos

Por el contrario, los relojes mecánicos nunca se quedan sin energía. Esto es, siempre y cuando se les dé cuerda con regularidad. Puesto que estos relojes prescinden de todo tipo de batería o pila, son considerablemente mejores para el medio ambiente. Tampoco es necesario abrirlos hasta pasados varios años, si bien es recomendable llevarlos a revisar cada 5-10 años, porque las piezas pequeñas se desgastan con el tiempo. Además, los aceites y grasas lubricantes se pueden resinificar con el paso de los años. Esto sucede, sobre todo, si no se ha dado cuerda al reloj durante un largo periodo de tiempo. Durante la revisión, el relojero examina todo el reloj, limpia el mecanismo y lo vuelve a engrasar.

En cuanto a la precisión de estos relojes, sin embargo, tendrá que realizar algunas concesiones. Incluso los relojes con certificado de cronómetro (es decir, muy exactos) pueden adelantarse o atrasarse de 4 a 6 segundos al día, lo que equivale a entre 28 y 42 segundos por semana. En comparación con los relojes de cuarzo, se encuentran en clara desventaja.

Por otra parte, los relojes mecánicos poseen un cierto encanto artesanal con un toque nostálgico que atrae a muchos entusiastas de la relojería. Esto ha contribuido al auge de los relojes mecánicos y ha elevado sus precios.

Los selectos relojes de Patek Philippe, Audemars Piguet o Vacheron Constantin todavía se elaboran a mano en gran medida. Esto aumenta la admiración que hay en torno a tales piezas y, por supuesto, su valor. Los modelos más baratos de otros fabricantes utilizan métodos de fabricación industriales. En cualquier caso, el principio de funcionamiento de los relojes mecánicos apenas ha cambiado en el último siglo.

La diferencia entre los relojes automáticos y los de cuerda manual

A grandes rasgos, los relojes mecánicos se pueden dividir en dos grupos: los de cuerda manual y los automáticos. Estos últimos disponen de un sistema de cuerda que recarga el reloj por sí solo cuando se lleva puesto. Suelen contar con una masa oscilante, también denominada rotor, que oscila de un lado a otro y tensa el muelle real. Así que no tiene que acordarse de recargar su reloj a mano cada dos o tres días, como ocurre en el caso de los de cuerda manual. En principio, un reloj automático seguirá funcionando permanentemente si se lo pone a diario.

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